lunes, 31 de agosto de 2009

Siesta En La Frontera

Llueve y yo me ahovillo en la cama. En mi nueva pose, de medio lado, exhalo un quejido y me envuelvo con el rumor del exterior. Los sonidos de algún vecino trasteando en su cocina se mezclan con los claxones que llegan amortiguados desde el otro lado. A miles de años luz de todo, en mi utero de edredón nórdico yo sueño con caravelas y lunas con cresta de espuma. El móvil parpadea un segundo y lo apago antes de dormirme.

El ventilador mueve el aire de la habitación y por las paredes como regueros de agua, hojas de árboles difuntos caen mansamente, los recuerdos y la marejada ha cesado. Se los lleva la corriente impertinente.

De camino a la playa, cantando should I Stay or should I Go las luces de los coches se deslizaban por el techo y yo me largaba donde tú estuvieras un ratito.

¿Qué fue de tantas palabras? ¿Qué pasó con los abrazos ahogados en vodka y cocteles de dudosa preparación? ¿Dónde se fue todo?

Despierto sumido en una sensación de vivir en el pasado y he de pellizarme para tener la certeza de que no estás a mi lado.

Altamente recomendable pulsar play



domingo, 30 de agosto de 2009

Piel...

Sobre tu cabeza, globos de helio a medio estallar, tejiendo una tela, suave, oscura, delicada de dulces y misteriosos ángulos. Un manto de estrellas de 50 vatios a punto de estallar. El viento en suspense, caliente y resacoso. El motor del coche deteniéndose en la noche, rompiendo el silencio que solo un labrador de pelo rojizo aullando en la distancia se empeña en mantener. Y tus pasos en la gravilla, (tac-tac) como un metrónomo descompasado, atropelladamente tratando de mantener el ritmo pretencioso y que resulta (a todas luces) demasiado pomposo para la cita.

Y ella espera. Espera al final del camino de tierra. Contra las sombras de los árboles, de pie, apoyada en el vacío de las tinieblas, en el centro mismo de la oscuridad más tibia y vacilante. Crepuscular y purpura, como una Venus de ébano. Espera por el ritual que está a punto de comenzar. El almibarado guión del cazador y la presa, el eterno retorno primigenio.

Y la besas (y te besa), y le lames (y te lame), la muerdes (y se deja morder). Después, cuando las bocas no son suficiente, cuando las lenguas no dicen lo suficiente, y, uñas, dedos, costillas, manos, piernas, saliva, escamas de piel (sobre todo piel; marmórea y pétrea, de una espalda casi transparente) no dicen lo justo ni lo necesario, entrarás en su sexo, en su entrepierna, manos y pies paralelos, cuello rígido, cremalleras bajadas, labios que succionan y entran y salen, se hinchan a dos centímetros de tu rostro.

Y el olor a carne podrida, a carroña ya devorada, a salitre y sudor, mientras cabalga sobre ti lo inundará todo. Tu pene dentro de ella, como un eje, invisible y atemperado, saliendo de la tierra, bombeando toneladas y toneladas de oscura y grasienta materia oscura que alimentará al depredador que ahora te posee. Para finalmente eyacular. En sus paredes, aterciopeladas y pulposas. En sus entrañas y siguiendo más arriba. Como el sudor frío y pálido que mana de un animal salvaje.

Más tarde vendrá la nada, el olvido, la tierra quemada por la mano que no tiembla. La dulce y pragmática despedida. Las heridas en el costado, que restañarás con más carne que alimente la máquina. Con más hebras de finas y detestables excusas. Con más y más semen que desperdiciar sobre la piel (sobre todo piel; marmórea y pétrea, de una espalda casi transparente).





miércoles, 26 de agosto de 2009

Breve e Inútil Biografía de Arthur Lomdax

Arthur Lomdax vino al mundo en el seno de una familia de clase media en 1832. Su padre era un robusto estibador de puerto (dato cuanto menos sorprendente ya que vivían a más de 500 kms de cualquier puerto) y su madre una modista de ardillas. Cómo caso curioso, se ha de mencionar que nació 5 meses antes de lo esperado y si bien su madre reconoció que el hecho de haber podido contar con su utero para "sus cosas" 5 meses antes de lo esperado era bastante agradable, censuró el comportamiento de su hijo y le conminó a que en los sucesivos nacimientos tuviera a bien atenerse al calendario.
Aquella salida precipitada del vientre materno marcó el caracter del pequeño Arthur. De naturaleza debil y enfermiza, el joven Lomdax hubo de pasar largas temporadas con Valeciente en cama hasta que, un buen día el tal Valeciente desapareció de su vida.
Su caracter debilucho y su natural timídez le grajearon numerosos enémigos en el colegio (ya se sabe que los niños no dejan de ser los hijos de puta que de adultos serán pero con pantalón corto) y eran frecuentes las burlas y mofas, acompañadas de insultos del tipo "calabobos" y "mendrugo" por parte de sus compañeros a la vez que le golpeaban con manojos de puerros y berros de la región. No cuesta imaginar en aquella época al pequeño Arthur regresando a su casa apesadumbrado y rodeado de un tufo a verdura.
Aquel ambiente hostil en el colegio, le convirtió en un niño taciturno y reservado y bien pronto encontró alivió a aquella situación en los libros. Baste decir como ejemplo que, a la tierna edad de 8 años, La Odisea fue su libro de cabecera, si bien no es menos cierto que fue sustituido por un almohadón de plumas poco tiempo después, quedando el impresionante tocho de Homero relegado al olvido al instante.
Pero a pesar de las desaveniencias con la literatura clásica helénica, el pequeño Lomdax encontró, ciertamente, un refugio entre las páginas de los libros y bien pronto desarrolló el gusto por la escritura, que a la larga habría de convertirse en su oficio.
Su primera obra representativa fue una redacción titulada "Melocotones en salmuera" escrita a los 11 años y que le valió para ganar un vale para un masaje de orejas y el reconocimiento de sus profesores, si bien uno de ellos manifestó años más tarde que el hecho de que el trabajo estuviera grapado y no hubiera manchas de chocolate en todo el texto, fue lo que decantó la balanza a la hora de otorgar el premio y que en realidad el relato era un verdadero espanto.
La etapa escolar de Arthur se prolongó hasta los 29 años, en parte por las dotes para el estudio del muchacho pero s0bre todo debido al hecho de que fuera incapaz de encontrar la puerta de salida hasta entonces. Sea como fuera, al concluir sus estudios, la universidad de Cambridge le convalidó todas las asignaturas menos gimnasia y le hizo merecedor de la beca insistencia non manifesta para jovenes talentos del mundo de las letras y Arthur consiguió el doctorado en jardinería silvestre que con tanto esfuerzo había perseguido en pantalón de deporte.
Con su título bajo el brazo, que hubo de dejar por el camino debido a que le resultaba muy incómodo encender la pipa y palmearse el mentón a la vez con un solo brazo, se mudó a Londres dónde prosiguió su carrera literaria. En aquella época, encerrado en su cuarto con vistas a la bahía de Ockland (detalle curioso ya que tal bahía se halla en Estados Unidos) se dedicó en cuerpo y alma a escribir, excepto los martes, día en que su cuerpo se desplazaba hasta una tintorería cercana y los domingos en que su alma se refugiaba en la iglesia.
Bien pronto logró publicar un relato en la insigne revista literaria Dedos De Tinta, titulado "Retrato de un acertijo" que narraba las desventuras de un joven carpintero judio en el desierto del Gobi. Aquel hecho hizo que el nombre de Arthur Lomdax se hiciera popular en los mentideros intelectuales, aunque no faltan las malas lenguas que lo atribuían a una deuda que el joven Arhur había contraido por valor de 36 chelines con James Joyce. A esta obra le siguieron "Obsesión " , "Ranas en el rellano rectangular" y el escandaloso "El hueso de cereza", prohibida en medio mundo por su contenido pornográfico para amantes de las frutas de temporada. De cualquier modo, El joven Lomdax se convirtó en una celebridad en cuestión de poco tiempo, dejando su estudio de Londres y mudandonse a la campiña en 1863. Tras varios meses en la campiña,regresó a Londres ya que había olvidado cerrar el gas pero bien pronto se abandonó por completo a la vida bucólica en el campo, dónde prosiguió con su exitosa carrera.
En los años posteriores, su produción literaria transcurrió de éxito en éxito, a excepción de una pequeña novela publicada en 1872 escrita sólo con palabras acentuadas y títulada "Árbol, pájaro, galán, frágil" y que fue vilipendiada por la crítica de forma despiadada.
Fue en aquella época cuando conoció a una joven y bella muchacha de Portsmuth de nombre Emily Dracko. Fue durante la representación de una de sus más notables obras de teatro, "Cascara de nutria". Arthur quedó inmediatamente subjugado por la belleza de la joven e incluso, Richard Wagner, famoso compositor por obras tan insignes como la banda sonora de Apocalipsis Now y gran amigo de Lomdax, manifestó que tras ver a la muchacha, el dramaturgo exclamó sin pudor alguno y manteniendo una sonrisa estupida en los labios: "Mira, Richy, hay está la futura señora de Lomdax". Desafortunadamente, la joven estaba acostumbrada a utilizar su apellido de soltera e hizo caso omiso a los requerimientos de Arthur. Pero el amor acabó triunfando y 7 meses después, el insigne escritor y la joven pasaron por el altar y una semana después, se casaron.
Así pues, encarando la cuarentena, la vida personal y profesional de Lomdax no podía ir mejor. Pero el caracter enfermizo de Arthur se empeñó en ponerle la zancadilla.
En la primavera de 1875, una fractura de tibia y peroné tras una partida de tres en raya, le mantiene varios meses en cama ya que no es capaz de encontrar las zapatillas en la habitación.
En meses posteriores las crisis son cada vez más frecuentes y la salud del literato es cada vez más debil hasta el punto de no poder sostener la pluma entre los muslos, lo cual le obliga a dejar de escribir. Deprimido, intenta suicidarse ingiriendo una lata de mejillones en conserva de marca blanca pero fracasa.
A instancias de su esposa (que ya si responde al nombre de señora Lomdax aunque sólo los días impares) intenta dictar sus obras y que sea otro quien las transcriba y durante unos meses, la tarea queda a cargo de un mayordomo coreano de nombre Kim Jo Sen, pero fracasa estrepitosamente ya que el criado no sabe hablar ingles. Amargado y sumido en una profunda depresión por el cruel reves del destino, arroja al fuego el pergamino lleno de extraños caracteres asiaticos y se aleja del mundo refugiandose en un armario durante 7 largos meses.
A mediados de 1876 salé del armario y parece que la paz ha regresado a su espíritu. Durante unos meses lleva una vida tranquila y dedicada a la contemplación de las aves y los abejorros pero, quien sabe si debido a ello, intenta nuevamente suicidarse cortandose las venas con una manga pastelera. Por supuesto fracasa ya que el relleno de la manga era crema de leche y regresa al armario del que no saldrá hasta las navidades solicitando un plato de ross beef ante el regocijo de su familia y amigos. Pero aquel breve destello de cordura dura tan sólo unas horas y durante la cena de noche buena se golpea repetidamente la cabeza con una pastilla de turrón duro y muere.
Fue incinerado en la abadia de Westmister y sus cenizas arrojadas al Tamesis ante la irritada mirada de los invitados a una barbacoa campestre que se desarrollaba allí mismo.
A la edad de 45 años, la obra de Lomdax suponía la nada despreciable cifra de 123 relatos, 72 obras de teatro, 42 novelas, 2 pares de mudas limpias escritas por ambas caras y 1 soneto.
Cuando fue interrogado acerca de lo escaso de su obra poética, el prestigioso literato reconoció que le costaba rimar la palabra caribú.

martes, 25 de agosto de 2009

The Road To Hell

Por la mañana, cuando el sol se mezcla con el color de su piel, no la deseo. Es como si al otro lado de la cama, un simple pedazo de carne fuese toda mi compañía. Un collage de músculos, huesos, ternillas y cabello sin vida que despierta como una flor muerta. Un paréntesis entre el cuerpo de la noche y el cuerpo que ahora, amortajado, me da calor entre las sabanas. Un abigarrado ser inerte que decapita hasta la última gana de sentir, que aplaza los deseos, las necesidades, las alas, y los sueños. Un pedazo de carne sin naturaleza ni sentido, que el despertador, aún sintiendo repugnancia por él, se empeña en arrebatarme. Y el mundo de los relojes y las prisas, el metro y el pegote de rímel rápido, los tantos por ciento y las comidas de negocios invade, con su despiadada exactitud cirujana, la habitación que hemos compartido, para hacerse tangible. Se ríe desde el cuarto de baño, con el sonido de la ducha. Se parte de risa con el olor de las tostadas y el café caliente. Se descojona desde la puerta de la calle que, cierra tras de sí dejando una orfandad en el hueco del colchón que ocupaba. Y yo, acurrucado entre los restos de la noche, me aovillo tratando de detener sus risas, que suenan como agua que sale desde lo más profundo de un pozo, me sumo al recuerdo para hacer retroceder las agujas del reloj, me desangro entre las sabanas.

Hace tan solo unas horas, mi boca estaba en su boca. Hace tan solo unas frágiles y huidizas horas, mi sexo estaba en su sexo, y yo, libre del rumor del exterior, me licuaba en su sangre. Me filtraba por sus poros. Me decantaba en cada pliegue de su cuerpo. Lamía sus heridas y ella lamía las mías. Estábamos locos, borrachos, huidos del mundo. Éramos agua en calma, y torrente y huracán, y hasta desamor.

Y cuando el olor de su piel, aún reptando por mi piel, amenazaba abandonar ese mundo construido a medida, me masturbe y preñé con mi semen, ríos enteros de sumisión a ella.





El camino al infierno está sembrado de buenas intenciones...

jueves, 20 de agosto de 2009

A Otra Cosa

Cansado de otoños perennes, me decantaré por las primaveras de cinco minutos.
Rellenaré días con sal de mar y espuma de luna.
Esconderé las tripas y me mantendré a flote.
Navegando aguas nuevas, con olor a sol naciente y amores pasados que nunca pasaron. Decolorando expectativas y maquillando el resultado para llegar a los empates por K.O. técnico.
Ya me cansé de dar cuerda a un reloj que se atrasa con mentiras.
Ya me harté de esperar lo inesperado y buscaré lo intangible.
A otra cosa mariposa, a otro lobo con ese hueso.

martes, 18 de agosto de 2009

Tentando a la Suerte

Se conocieron y se gustaron nada más verse. Ella le dijo que buscaba un avispero en las tripas y él que simularía dejarse querer por estar a su lado. Se vieron y se gustaron y repitiron ocasión.
Un buen día, ella dijo que no y él, que se moría por tener algo con ella se plantó ante su puerta pero no hubo violines sonando ni petalos de rosa bajo el balcón. Se largó. Así sin más. Un día cogió la maleta, los potingues para la cara y hasta los tampones y simplemente se fue. Él se quedó con más cara de tonto de lo habitual y tardó un tiempo en pulsar el botón de play de nuevo.
Llovió, nevó y por supuesto, llego agosto y su calor y pasaron los días, las semanas, los meses y hasta los años de dos en dos.... y ella regresó. Y de pie, junto a la playa dónde se volvieron a ver. Le dijo que sentía haberle dejado pero que el tiempo pone todo en su sitio y ella ahora quería que ese sitio fuese junto a él. Él sonrió, con esa mueca de mala hostia que sólo aquellos que han comenzado a repartir pedazos de un corazón roto saben poner y se rio por no llorar.

Cry me a river, sweety, dijo impostando la voz....

martes, 11 de agosto de 2009

Dónde el Desamparo Buscaba Cobijo...

Estaba parado, en la esquina, bajo la farola.

Allá al fondo el bar tenia sus luces encendidas.

Bajo sus fluorescentes el desamparo buscaba cobijo.

La luciérnaga del club parpadeaba.

Y las putas esperaban el primer cliente.

Los coches veloces pasaban subiendo la calle.

Y vi al viejo borracho tararear una antigua canción.

Hablaba del amor que se fue y del destino.

Le hice un guió con un par de monedas

Y sonrió con su sucia boca taladrada.

El coche de la policía pasó una y otra vez.

Buscaban carne para alimentar la maquina.

Y el suelo estaba mojado, llovía sin parar.

Y yo seguía allí parado, bajo la luz de la farola.

Aquella tarde de otoño.

Y pensé en escribir estas líneas.

Y después lo olvide todo.

Tire el papel lejos de mi.

Tomé un café en el bar,

que tenia sus luces encendidas.

y donde el desamparo buscaba cobijo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Jueves Mañana

A las ocho y media de la mañana, el del taller de al lado entra en el bar.
-Hola -dice mientras se sienta en el taburete de al lado.
Sara le saluda con una sonrisa y yo enarco una ceja sin apartar los ojos de El País.
-Para vosotros, ¿de qué color son las hojas? (es daltónico) - dice mientras remueve el café con leche.
-Verdes -contesta Sara.
-Blancas -digo yo sin pensarlo.
Moraleja: ya me lo dijo mamá; hijo no leas tanto que te volverás tonto....

lunes, 3 de agosto de 2009

Un Chico de Barrio

Cuando llevaban un par de horas hablando de discos de Los Stones y novelas de Almudena Grandes, el deseo de tocarse se hizo casi insoportable. Entonces se subió a horcajadas sobre las rodillas de él y se sacó la blusa. Su lengua se posó en su cuello y las manos se asieron a sus caderas.
-Hmmm... -murmuró ella-. No besas nada mal para ser un chico de barrio.
-Tú tampoco lo haces mal para ser una pija irredenta.
Las caricias callaron las palabras y en el salón, sólo Nat King Cole decía algo que no estuviera embozado en trozos de carne o jirones de alma.
Por el pasillo, la ropa dejó un rastro que él seguiría horas después cuando regresara a su casa.
Ella en vaqueros y él sin ellos se dedicaron a tocarse frente al espejo y rodaron hasta la cama envueltos en el vaho de los amores por horas.
Se tendió en la cama y él se colocó entre sus muslos. El horizonte tenía, entonces, la medida justa del sexo hinchado de una adolescente de 40 y el golpeaba con su lengua para saciar su sed en la parte del alma que se abre con labios.
-Métete en mí -dijo ella.
Él sólo asintió.
El sonido del plastico rasgado del envoltorio de condones rompió un poco el romanticismo un tanto aguado de aquel momento pero, se recompusieron y ella se pusó sobre él.
Así estuvieron un rato, mientras fuera los gatos maullaban insistentes y el sudor impregnaba las sabanas.


Después, cuando la vanalidad se hizo semén, él encendió un cigarrillo y ella se abrazó a él.
-¿Tú no serás de esas que quieren dormir con el tío que se acaban de follar? ¿No?
Ella negó con la cabeza y los dos se quedaron mirando el techo.
Más tarde, cuando la cordura regresó, fue sustituida un breve instante por un beso a traición bajo el marco de la puerta.
-Nada mal para ser un chico de barrio...
Fue lo último que él escuchó de ella.

sábado, 1 de agosto de 2009

La Novia Perfecta













Espido Freire; 35 años. Ya sólo por haber escrito Irlanda se merece todo pero es que además, tiene una atmosfera de fragilidad a su alrededor que la hace irresistible.














Angela Gosslow;
35 años. Cantante (?) del grupo Archenemy. A mí es que esos gritos guturales que da me hacen sacar la bestia. Lo confieso, me encanta está mujer porque no parece humana con un micro en la mano.














Orianthi Panagaris
; 24 años. Unos dedos tan privilegiados como exótico es su nombre. Entre otras cosas tuvo el honor de ser la guitarrista elegida por Michael Jackson para tocar en la malograda gira del genio.













Amy Mai
nzer; 35 años. Astrofísica del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Además es la musa geek de la serie El Universo del Canal Historia. Verle hablar de estrellas de neutrones y agujeros negros con esos ojos es que te mata.













Jade Raymond;
34 años. Productora de videojuegos y por si fuera poco fanática de la serie Aquateam Hunger Force. Y puedo jurar que aunque fueron 5 minutos y rodeados de freaks babeando, una de las mujeres más simpáticas que he conocido en mi vida. ¡Es que lo tiene todo! Menos mi número de teléfono...



Dedicado a la sinpar e inmensamente adorable Leo que no deja de decirme que me busque una novia...