De nuevo, como un animal asustadizo y mortal (dolorosamente mortal), el sabor de la carne ha saciado tu necesidad. A quemarropa, los besos, las caricias, los mordiscos, las heridas abiertas se han desparramado sobre esa cama que hasta ayer no conocías, como un abanico que mostraba este viejo miedo a pasar de puntillas por este tiempo.
Eludiendo las frases hechas, los silencios cargados de intención, las miradas vehementes, llenas de piedad y afán de notoriedad, has desgarrado su cuerpo, blanco y mortecino. Has violado ese cuerpo con su consentimiento, pero lo has violado. Como un pedazo de lacerada y ambigua orfandad admitida a regañadientes.
Sobre el colchón, mientras el sol desgranaba hebras de dulce primavera a través de la ventana. Mientras el aire se hacía denso, irrespirable… opaco, has besado su cuerpo con una amalgama de deseo frustrado y sensación de victoria.
Y no dejabas de pensar en ella. En otra. Mientras penetrabas aquel cuerpo manso y sumiso que se entregaba a ti. Mientras se abría como una delicada dalia sobre aquellas sabanas. Mientras eyaculabas sobre su piel blanca y adolescente. Mientras tu sudor se mezclaba con su saliva y tu carne se hacía mortal, oscura, densa, despreciable.
Después, se arrelanó en el colchón y te miró con sus ojos acuosos y densos como petroleo. Para sentenciar la maldición de este nuevo año... para hacerte sentir más vacío.
—No estás enganchado, estás poseído… —dijo mientras encendía un cigarrillo.
la carne es debil... y pensamos q con otr@ vamos a olvidar y sacarnos el clavo q tenemos dentro del alma, pero luego nos damos cuenta q no, q aun suspiramos por el otro, simplemente lo q hacemos es ahogar nuestras penas por un breve instante, es como la cancion:
ResponderEliminar"The Crying Game - Boy George"
Ally_trekking
Te diría algo pero...la sangre es la sangre Tito.
ResponderEliminarBeso.
Espero que ella no se enganche...
ResponderEliminarBesicos