En el piso de al lado, a efectos reales al otro lado de la pared de las chicas, vivía Noelia. Noelia era una puta de 40 años, la mitad de ellos arrastrando su cuerpo por la rambla mayor. Ella nos daba azúcar o sal, algo que Joel y yo olvidábamos robar del Capbravo de Consell de Cent casi siempre y nos regalaba una especie de bizcocho terroso e insípido que solía cocinar cuando tenía la regla y no salía a trabajar. Nosotros a cambio le regalábamos pilas y le escribíamos canciones que le cantábamos a través de la ventana del patio entre risas y porros de hierba.
Noelia, sería feliz con tal de chupar menos vergas para llegar a fin de mes….
Cantábamos guitarra en mano. Y ella se partía de risa escuchándonos gritar a pleno pulmón. Nos llamaba gamberros y se asomaba al balcón y nos mostraba un pecho si no nos callábamos.Tenía un chulo, o un novio que a efectos legales era lo mismo en el barrio. Era un tío de Senegal creo, de casi dos metros y que siempre llevaba un sombrero minúsculo ajustado a su cabeza rapada. Olía a colonia barata y cuando subía por las destartaladas escaleras de camino al piso de Noelia, la madera crujía como si pasará un rebaño de vacas. Entraba en casa de Noelia gritando como un energúmeno y le pedía dinero que gastaba en las timbas que se organizaban en la Ronda de San Pau las noches de los viernes A veces le soltaba un par de hostias aunque ella le diera el dinero y Joel y yo nos aguantábamos la rabia por no ir y darle una paliza. Pero allí nadie veía nada, nadie escuchaba nada, nadie hablaba de nada, ni nadie se metía en los negocios de otro si no era solicitado. Y Noelia nunca nos pidió ayuda. Le daba a aquel hijo de puta treinta o cuarenta mil pesetas, le dejaba follársela un rato y después volvía a salir a la calle para seguir trabajando. Yo creo que quería a aquel bastardo. Uno de esos amores estúpidos y que desde fuera no puedes entender. De esos que te hierve la sangre cuando ves como trata algún gilipollas a una chica dulce y buena. Pero así quería la gente del Rabal en la Barcelona pre-olímpica.
Vivia en una colonia de locos, con gente muy "normal". Recuerdo que era terriblemete transitada y cada fin de semana se ponia un mercadillo cerca de casa, es curioso siempre hay uno cerca... y también empezaba a crecer en mi la semilla de insanidad que justo un año después la vida me regalo envenando la sangre...creo que fue el último año en que fui humana.
ResponderEliminarLa vida al mismo tiempo me dio un obsequio.
Cosas de la vida...
Besos siempre.
Nites.
Odio cuando te vuelves tan literal y me recuerdas tu "regalo"
ResponderEliminarbesos, meychan. Te quiero
Yo no sabía que tuvieras nuevo blog, pero veo que el negro ha teñido tus palabras, y me gusta, siempre me has gustado.
ResponderEliminarY va bien eso de desempolvar los recuerdos, verdad? y mas si es a ritmo de los guns...
Besicos
A ritmo de los Guns casi todo iba bien en aquella época. besos
ResponderEliminarMadre mia.. yo todavia era una pimpoya estudiando bachillerato en Vzla y adoraba a los GUNSSSSS.... luego mas tarde en la Universidad fue q me enamore perdidamente d U2 hasta el sol de hoy( y una mierr... aki en esta ciudad de Logroño no hay el mismo sol)
ResponderEliminarEsta muy bien este relato, supongo q como dice el final, barcelona no era tan guapa como despues del 92.
Besos
ALLY_TREKKING
Ciertyo, Ally. barcelona nunca volvió a ser tan hermosa como aquel 1992.
ResponderEliminarbesos de lobo