miércoles, 20 de marzo de 2013

Azúcar en el Agua

Miro a mi padre. Tendido en la cama su respiración en calma hace subir su pecho despacio. Sus manos, agarradas a la sábana parecen dos pájaros heridos. Abre los ojos y me pide que baje un poco la persiana de la habitación. La luz de las primeras horas de la primavera se filtra como oro líquido desde el otro lado de la ventana, dónde la ciudad sigue moviéndose sin importarle la enfermedad.
Me siento a su lado otra vez y le miró de nuevo. Pienso en un azucarillo disolviéndose en un vaso de agua. Eso parece a mis ojos ahora, algo que se disuelve y duele saberlo.


1 comentario:

  1. NO sabes como te entiendo. Poco puedo decir. Tan sólo que estés a su lado sin dejar de tener entre tus manos esos dos pájaros heridos.

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