martes, 28 de abril de 2009

Cuando desperté

Cuando desperté el mundo estaba patas arriba. Ahora era nunca y siempre quizá. Los periódicos se empeñaban en preñarme de miedos envueltos con lazo de cortina de humo y la crisis había remitido dependiendo de quien lo escribía. Tú seguías conmigo y el mar y el cielo eran de color malva.

Cuando desperté esta mañana, antiguos derechos yacían inconscientes bajo la cama y las páginas de la última novela que había leido seguían aleteando en la habitación. Como costras purulentas, las dudas se deshacían en meses ya pasados y brillaba un sol de otoño gris. Los pájaros tendidos a la mañana, percutían en la retina, sobre un cable de la luz. Y los nichos dónde enterré los relojes sonaban languidamente con su dulce tic-tac.

Cuando desperté está mañana ya no dolías y el tipo del espejo no era yo. Me miraba mientras cepillaba mis dientes y su rostro era oscuro y sombrio como una patina de agua perlada. Mis facciones, tan bien conocidas, se asemejaban y todo en mí encajaba de modo tan perfecto, que dudé de la realidad. Cada angulo de cada curva de cada poro de cada piel, se asemejaba a mí pero, el tipo del espejo me guiñó un ojo mientras mascaba entre dientes palabras malsonantes que masticaba como alimento.

4 comentarios:

  1. El sopor lo llena todo hoy...cae como bruma sobre la realidad. ¿Cuál será esa?

    Bikos Tito.

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  2. ¿Realidad? Ni idea, yo suelo inventarmela cada día...
    besos de lobo

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  3. hay días en los que la metamorfosis del sueño se hace un pelín mas real, verdad?

    Besicos

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  4. Cierto, Belen... a veces uno nunca sabe cuando dejar de soñar...
    besos de lobo

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