miércoles, 26 de agosto de 2009

Breve e Inútil Biografía de Arthur Lomdax

Arthur Lomdax vino al mundo en el seno de una familia de clase media en 1832. Su padre era un robusto estibador de puerto (dato cuanto menos sorprendente ya que vivían a más de 500 kms de cualquier puerto) y su madre una modista de ardillas. Cómo caso curioso, se ha de mencionar que nació 5 meses antes de lo esperado y si bien su madre reconoció que el hecho de haber podido contar con su utero para "sus cosas" 5 meses antes de lo esperado era bastante agradable, censuró el comportamiento de su hijo y le conminó a que en los sucesivos nacimientos tuviera a bien atenerse al calendario.
Aquella salida precipitada del vientre materno marcó el caracter del pequeño Arthur. De naturaleza debil y enfermiza, el joven Lomdax hubo de pasar largas temporadas con Valeciente en cama hasta que, un buen día el tal Valeciente desapareció de su vida.
Su caracter debilucho y su natural timídez le grajearon numerosos enémigos en el colegio (ya se sabe que los niños no dejan de ser los hijos de puta que de adultos serán pero con pantalón corto) y eran frecuentes las burlas y mofas, acompañadas de insultos del tipo "calabobos" y "mendrugo" por parte de sus compañeros a la vez que le golpeaban con manojos de puerros y berros de la región. No cuesta imaginar en aquella época al pequeño Arthur regresando a su casa apesadumbrado y rodeado de un tufo a verdura.
Aquel ambiente hostil en el colegio, le convirtió en un niño taciturno y reservado y bien pronto encontró alivió a aquella situación en los libros. Baste decir como ejemplo que, a la tierna edad de 8 años, La Odisea fue su libro de cabecera, si bien no es menos cierto que fue sustituido por un almohadón de plumas poco tiempo después, quedando el impresionante tocho de Homero relegado al olvido al instante.
Pero a pesar de las desaveniencias con la literatura clásica helénica, el pequeño Lomdax encontró, ciertamente, un refugio entre las páginas de los libros y bien pronto desarrolló el gusto por la escritura, que a la larga habría de convertirse en su oficio.
Su primera obra representativa fue una redacción titulada "Melocotones en salmuera" escrita a los 11 años y que le valió para ganar un vale para un masaje de orejas y el reconocimiento de sus profesores, si bien uno de ellos manifestó años más tarde que el hecho de que el trabajo estuviera grapado y no hubiera manchas de chocolate en todo el texto, fue lo que decantó la balanza a la hora de otorgar el premio y que en realidad el relato era un verdadero espanto.
La etapa escolar de Arthur se prolongó hasta los 29 años, en parte por las dotes para el estudio del muchacho pero s0bre todo debido al hecho de que fuera incapaz de encontrar la puerta de salida hasta entonces. Sea como fuera, al concluir sus estudios, la universidad de Cambridge le convalidó todas las asignaturas menos gimnasia y le hizo merecedor de la beca insistencia non manifesta para jovenes talentos del mundo de las letras y Arthur consiguió el doctorado en jardinería silvestre que con tanto esfuerzo había perseguido en pantalón de deporte.
Con su título bajo el brazo, que hubo de dejar por el camino debido a que le resultaba muy incómodo encender la pipa y palmearse el mentón a la vez con un solo brazo, se mudó a Londres dónde prosiguió su carrera literaria. En aquella época, encerrado en su cuarto con vistas a la bahía de Ockland (detalle curioso ya que tal bahía se halla en Estados Unidos) se dedicó en cuerpo y alma a escribir, excepto los martes, día en que su cuerpo se desplazaba hasta una tintorería cercana y los domingos en que su alma se refugiaba en la iglesia.
Bien pronto logró publicar un relato en la insigne revista literaria Dedos De Tinta, titulado "Retrato de un acertijo" que narraba las desventuras de un joven carpintero judio en el desierto del Gobi. Aquel hecho hizo que el nombre de Arthur Lomdax se hiciera popular en los mentideros intelectuales, aunque no faltan las malas lenguas que lo atribuían a una deuda que el joven Arhur había contraido por valor de 36 chelines con James Joyce. A esta obra le siguieron "Obsesión " , "Ranas en el rellano rectangular" y el escandaloso "El hueso de cereza", prohibida en medio mundo por su contenido pornográfico para amantes de las frutas de temporada. De cualquier modo, El joven Lomdax se convirtó en una celebridad en cuestión de poco tiempo, dejando su estudio de Londres y mudandonse a la campiña en 1863. Tras varios meses en la campiña,regresó a Londres ya que había olvidado cerrar el gas pero bien pronto se abandonó por completo a la vida bucólica en el campo, dónde prosiguió con su exitosa carrera.
En los años posteriores, su produción literaria transcurrió de éxito en éxito, a excepción de una pequeña novela publicada en 1872 escrita sólo con palabras acentuadas y títulada "Árbol, pájaro, galán, frágil" y que fue vilipendiada por la crítica de forma despiadada.
Fue en aquella época cuando conoció a una joven y bella muchacha de Portsmuth de nombre Emily Dracko. Fue durante la representación de una de sus más notables obras de teatro, "Cascara de nutria". Arthur quedó inmediatamente subjugado por la belleza de la joven e incluso, Richard Wagner, famoso compositor por obras tan insignes como la banda sonora de Apocalipsis Now y gran amigo de Lomdax, manifestó que tras ver a la muchacha, el dramaturgo exclamó sin pudor alguno y manteniendo una sonrisa estupida en los labios: "Mira, Richy, hay está la futura señora de Lomdax". Desafortunadamente, la joven estaba acostumbrada a utilizar su apellido de soltera e hizo caso omiso a los requerimientos de Arthur. Pero el amor acabó triunfando y 7 meses después, el insigne escritor y la joven pasaron por el altar y una semana después, se casaron.
Así pues, encarando la cuarentena, la vida personal y profesional de Lomdax no podía ir mejor. Pero el caracter enfermizo de Arthur se empeñó en ponerle la zancadilla.
En la primavera de 1875, una fractura de tibia y peroné tras una partida de tres en raya, le mantiene varios meses en cama ya que no es capaz de encontrar las zapatillas en la habitación.
En meses posteriores las crisis son cada vez más frecuentes y la salud del literato es cada vez más debil hasta el punto de no poder sostener la pluma entre los muslos, lo cual le obliga a dejar de escribir. Deprimido, intenta suicidarse ingiriendo una lata de mejillones en conserva de marca blanca pero fracasa.
A instancias de su esposa (que ya si responde al nombre de señora Lomdax aunque sólo los días impares) intenta dictar sus obras y que sea otro quien las transcriba y durante unos meses, la tarea queda a cargo de un mayordomo coreano de nombre Kim Jo Sen, pero fracasa estrepitosamente ya que el criado no sabe hablar ingles. Amargado y sumido en una profunda depresión por el cruel reves del destino, arroja al fuego el pergamino lleno de extraños caracteres asiaticos y se aleja del mundo refugiandose en un armario durante 7 largos meses.
A mediados de 1876 salé del armario y parece que la paz ha regresado a su espíritu. Durante unos meses lleva una vida tranquila y dedicada a la contemplación de las aves y los abejorros pero, quien sabe si debido a ello, intenta nuevamente suicidarse cortandose las venas con una manga pastelera. Por supuesto fracasa ya que el relleno de la manga era crema de leche y regresa al armario del que no saldrá hasta las navidades solicitando un plato de ross beef ante el regocijo de su familia y amigos. Pero aquel breve destello de cordura dura tan sólo unas horas y durante la cena de noche buena se golpea repetidamente la cabeza con una pastilla de turrón duro y muere.
Fue incinerado en la abadia de Westmister y sus cenizas arrojadas al Tamesis ante la irritada mirada de los invitados a una barbacoa campestre que se desarrollaba allí mismo.
A la edad de 45 años, la obra de Lomdax suponía la nada despreciable cifra de 123 relatos, 72 obras de teatro, 42 novelas, 2 pares de mudas limpias escritas por ambas caras y 1 soneto.
Cuando fue interrogado acerca de lo escaso de su obra poética, el prestigioso literato reconoció que le costaba rimar la palabra caribú.

2 comentarios:

  1. Jajajajajajjajajajjaja ¡MUY BUENO!

    ¡Cómo me he reído con la tableta de turrón!

    Un beso.

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  2. Ahira entiendo muchas auséncias, jejjejej, no me extraña pq menudo relato tas montao, me has hecho reir y mira q es dificil en esta semana en la que estoy.

    La lata de mejillones de linea blanca era una buena opción de suicidio

    muakkkkkk
    ( no tuvieron hijos??? ahora tengo la duda???)

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