jueves, 29 de septiembre de 2011

Mint

-Verás -dijo ella-, la diferencia básica entre hombres y mujeres es el modo en que sentimos el tiempo.

Yo me arrellané en el sofá y le miré directamente a los ojos.

-Explica eso –demandé dando un sorbo a mi té.

Ella hizo un gesto a medio camino entre la desgana y la condescendencia pero decidió responder a mi requerimiento:

-Vosotros y nosotras entendemos el tiempo de un modo diferente. Menos rígido más… (casi podía escuchar los engranajes en el interior de su cabeza buscando las palabras adecuadas) flexible. Para vosotros hay muchos ahoras, para nosotras un solo momento en el que todo se puede decidir y si ese momento pasa, podéis decir adiós para siempre a lo que quiera que estuvieseis deseando de nosotras.

-No estoy muy seguro de entenderlo –dije­-. ¿Lo qué quieres decir es que si yo, por ejemplo, dejo pasar la oportunidad de, digamos besarte ahora mismo, y tú consideras que este y solo este era el momento adecuado para ello… ¿no hay posibilidades de besarnos después?

-Más o menos pero creía que hablábamos de amor y no de besarnos.

-Un viaje de mil kilómetros siempre comienza con un paso… -dije acercándome a su boca.

-Ya –respondió apurando su copa- ¿Sabes qué más nos diferencia? La cuota de cinismo en sangre…

2 comentarios:

  1. Como siempre, genial.La diferencia es que no hay indiferencia y en el fondo,son las distancias tan cortas las que te hacen verla..bss lobo..

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  2. Lo del cínismo en la sangre...es que no es de la familia Tito...por lo demás, creo que es más importante lo que se desea "bilateralmente"...

    Beso-te.

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