La lagartija atraveso la fina arena de la playa dando briosos saltitos y tan veloz como podía.
-¡Ayss!, ¡Uys! ¡Cómo quema la arena -gritaba.
Cuando llego bajo unas palmeras y sintió el alivio de la sombra detuvo su carrera. Nuestra protagonista se sopló las cuatro patitas y miró a su alrededor. La isla no parecía ser muy grande pero su aire misterioso y exótico, totalmente alejado de la común y corriente pared de ladrillo que era cuanto conocía, le sugirió un sinfín de aventuras que vivir y decidida, se decidió a explorarla.
Se internó en la selva y subió la montaña más alta. De norte a oeste y de este a sur, nuestra amiga vagó observando maravillada cuanto le rodeaba. Fue precisamente en aquella impenetrable selva cuando se topó con la primera criatura en semanas: Densas brumas se filtraban entre las raices de los impresionantes árboles y el sonido lejano del mar batiendo la
 playa se colaba amortiguado hasta sus verdes oidos. En lo alto de una rama, un hermoso pájaro de vivos colores le observaba curioso.
playa se colaba amortiguado hasta sus verdes oidos. En lo alto de una rama, un hermoso pájaro de vivos colores le observaba curioso.-Hola -saludó nuestra protagonista alzando una de sus patitas.
Pero el ave no respondió.
-Soy una lagartija que desea ver mundo -volvió a decir.
De nuevo silencio.
¿Quizá no puede oirme ya que tan alta está en su rama?, se preguntó el educado reptil.
-¿Puedes escucharme desde ahí arriba? -preguntó un tanto preocupada la lagartija acercandose al tronco del árbol.
Silencio otra vez.
-¿No hablas mi idioma? -inquirió el reptil (una cuestión inutil ya que como Walt Disney sabía muy bien, los personajes de los cuentos hablan todos el mismo idioma).
-No te molestes -bramó una voz en mitad de la selva-. Ese arrogante pájaro no habla con nadie cuya piel no tenga más de dos colores.
-¿Quién ha dicho eso? -exclamó asombrada la lagartija mirando a su alrededor.
-Yo. El árbol -respondió la voz-. Esos dichosos loros son así de elitistas y orgullosos. No te esfuerces con él...
Y como para corroborar las palabras del árbol, el loro alzó el vuelo sin dedicar siquiera una furtiva mirada a la lagartija.
-Pues si que son orgullosos esos pájaros - se quejó la pobre lagartija.
-Ya te lo dije...
De cualquier modo, lagartija se presentó tan cortes y educada como sabía y contó al viejo árbol el motivo de su estancia en la isla. Cuando hubo acabado, el árbol se rascó la copa y habló con solemnidad:
-¿Así que quieres conocer mundo? Pues yo no puedo ayudarte, desde que broté he estado en este sitio y todo cuanto he visto se resume en lo que tienes a tu alrededor. Árboles y más árboles y un pedazito de cielo...
Lamentando que su primera experiencia con una criatura hubiese resultado tan inutil, lagartija se despidió haciendo una reverencia al árbol y siguió recorriendo la isla.
continuará...
 
ayss, me ha gustado la descripcion del 1º parrafo, me recuerda mi selva tropical, y las islas de los parques nacionales... ;( ;(
ResponderEliminarpor cierto, rolo e'vivo, tu te pareces un poco al loro, q ya no hablas (¿elitistas y orgulloso?)
Por cierto, vas por buen camino, sigue mirando al futuro y con mas optimismo
ally_trekking
Es lo que tienen las lagartijas tito...lo que tiene la selva y el arriesgarse.
ResponderEliminarUn beso.