martes, 23 de junio de 2009

Cuento Por SMS II

Primera parte aquí...
La lagartija atraveso la fina arena de la playa dando briosos saltitos y tan veloz como podía.
-¡Ayss!, ¡Uys! ¡Cómo quema la arena -gritaba.
Cuando llego bajo unas palmeras y sintió el alivio de la sombra detuvo su carrera. Nuestra protagonista se sopló las cuatro patitas y miró a su alrededor. La isla no parecía ser muy grande pero su aire misterioso y exótico, totalmente alejado de la común y corriente pared de ladrillo que era cuanto conocía, le sugirió un sinfín de aventuras que vivir y decidida, se decidió a explorarla.
Se internó en la selva y subió la montaña más alta. De norte a oeste y de este a sur, nuestra amiga vagó observando maravillada cuanto le rodeaba. Fue precisamente en aquella impenetrable selva cuando se topó con la primera criatura en semanas: Densas brumas se filtraban entre las raices de los impresionantes árboles y el sonido lejano del mar batiendo la playa se colaba amortiguado hasta sus verdes oidos. En lo alto de una rama, un hermoso pájaro de vivos colores le observaba curioso.
-Hola -saludó nuestra protagonista alzando una de sus patitas.
Pero el ave no respondió.
-Soy una lagartija que desea ver mundo -volvió a decir.
De nuevo silencio.
¿Quizá no puede oirme ya que tan alta está en su rama?, se preguntó el educado reptil.
-¿Puedes escucharme desde ahí arriba? -preguntó un tanto preocupada la lagartija acercandose al tronco del árbol.
Silencio otra vez.
-¿No hablas mi idioma? -inquirió el reptil (una cuestión inutil ya que como Walt Disney sabía muy bien, los personajes de los cuentos hablan todos el mismo idioma).
-No te molestes -bramó una voz en mitad de la selva-. Ese arrogante pájaro no habla con nadie cuya piel no tenga más de dos colores.
-¿Quién ha dicho eso? -exclamó asombrada la lagartija mirando a su alrededor.
-Yo. El árbol -respondió la voz-. Esos dichosos loros son así de elitistas y orgullosos. No te esfuerces con él...
Y como para corroborar las palabras del árbol, el loro alzó el vuelo sin dedicar siquiera una furtiva mirada a la lagartija.
-Pues si que son orgullosos esos pájaros - se quejó la pobre lagartija.
-Ya te lo dije...
De cualquier modo, lagartija se presentó tan cortes y educada como sabía y contó al viejo árbol el motivo de su estancia en la isla. Cuando hubo acabado, el árbol se rascó la copa y habló con solemnidad:
-¿Así que quieres conocer mundo? Pues yo no puedo ayudarte, desde que broté he estado en este sitio y todo cuanto he visto se resume en lo que tienes a tu alrededor. Árboles y más árboles y un pedazito de cielo...
Lamentando que su primera experiencia con una criatura hubiese resultado tan inutil, lagartija se despidió haciendo una reverencia al árbol y siguió recorriendo la isla.

continuará...

2 comentarios:

  1. ayss, me ha gustado la descripcion del 1º parrafo, me recuerda mi selva tropical, y las islas de los parques nacionales... ;( ;(

    por cierto, rolo e'vivo, tu te pareces un poco al loro, q ya no hablas (¿elitistas y orgulloso?)
    Por cierto, vas por buen camino, sigue mirando al futuro y con mas optimismo


    ally_trekking

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  2. Es lo que tienen las lagartijas tito...lo que tiene la selva y el arriesgarse.

    Un beso.

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