sábado, 6 de junio de 2009

Zarpa (Inspirado por T. Pynchon)

Zarpa, el irlandés de pelo ensortijado y ojos almendrados, se mesa los cabellos. De pie, junto a la alambrada que se retuerce en ásperas volutas metálicas, otea el horizonte con desgana. Sus labios están amoratados por el frío. Con las manos dentro de la vieja gabardina de reglamento parece un ave migratoria que perdió el camino al verano. Sus dedos enfundados en unos gastados guantes sin dedales, juguetean nerviosos con el Zippo. El rio serpentea en un feo color grisáceo en el oeste y el sol es una débil mancha rojiza que pugna por salir (sin éxito) de entre las grumosas nubes cenicientas. A lo lejos los jeeps ronronean cómo gatitas en celo sobre el camino. Levantan una columna de polvo que se alza al cielo. Desde ahí, el paisaje es como un enorme queso de gruyere. Boquetes y cráteres sobre la vieja piel europea donde quiera que mire. Del bombardeo de la noche pasada, o tal vez de la pasada primavera cuando los cerezos competían en belleza con el gas mostaza ay los agiles y veloces cazas alemanes. El safe corridor destaca entre el resto del paisaje. Pero allí las casas sin paredes, algunas sin techo, también se muestran orgullosas y altivas frente a la destrucción, como enormes ballenas varadas. Nada escapa a la guerra.

Está en la zona de nadie, ¿o era en la zona de nada? No importa, en cualquier caso se encuentra lejos de la seguridad y el confort de la trinchera. Lejos del frente y al mismo tiempo sobre él. Sus botas, gastadas y manchadas por el barro, golpean el suelo con un ritmo mortecino. Tarareando el rag de moda aquel invierno de 1942. Una de ellas, tal vez la izquierda o quizá sea la derecha, muestra un feo agujero en la suela por donde se cuela el frío y el agua le empapa cada vez que caen unas miserables cuatro gotas. Cuando camina, Zarpa cojea ligeramente debido a ello. En las trincheras se ha corrido el rumor de que esa cojera se debe a una vieja herida o simplemente y según los chicos del batallón Cold Turkey, a que lleva el palo de una escoba metido en el culo. Bien pensado, ¿Qué puede importar? Hasta el bueno del Duque fingía ese andar renqueante y no recibía los puñetazos ni se caía del caballo en aquellas películas. Oh, sí. Zarpa recuerda la decepción que sintió al saber de aquella mentira tan al estilo de Hollywood.

Esos días no se encuentra muy bien. Algo en el agua o quizá en el aire le ha contaminado. Lleva casi una semana entera con sus tripas dando voces como aves de rapiña hambrientas y su cabeza tampoco anda muy bien. Defeca tan líquido que podría embotellar su mierda y en las sienes la sangre golpea con tanta fuerza que de noche no logra dormir. Aunque eso no sería demasiado importante. En realidad no ha logrado pegar ojo desde que fue enviado a aquel lugar dejado de la mano de dios. Y hablando de dios; ¿no es aquel que se acerca con paso trémulo el tarambana de Tangerine? Sí, Míralo ascender alegre y despreocupado como si la guerra no fuera con él. En busca de cigarrillos y fotografías obscenas que cambiará por suministros del ejército en cualquier pueblucho de la campiña. Zarpa alza su mano y saluda al oficial ingles con un gesto tan yankee que su viejo se revolvería en la tumba. Este le devuelve el saludo y se aleja tan ausente del escenario como ha venido. Se pierde en la siguiente loma, justo donde los muchachos de Old Wise organizaron un improvisado partido de futbol el pasado verano. Veamos, eso fue… como hace tres meses…. Sí. Eso es. Justo el día en que algún general, Zarpa ha olvidado su nombre, visitó a sus chicos y la guerra se detuvo unas horas a este lado de la frontera. Los chicos de Old Wise contra los fornidos yankees de la tercera. Viejo y nuevo mundo trotando sobre el barro tras aquel cuero cosido a mano como colegiales. Mientras en las improvisadas gradas se montaba una buena. Zarpa liaba un canuto tras otro y los iba pasando con la misma celeridad con que eran apurados por aquellos chiquillos insolentes que le ofrecían botellas de Vat 69 y cigarrillos Lucky Strike con una sonrisa en los labios. Zarpa no recuerda el marcador cuando aquel souvenir germano acabo con el partido y todos corrieron a refugiarse. Cayó a menos de una yarda y aquello fue el caos. Oh, sí. El puto caos.

Pero ahora Zarpa está lejos de todo aquello. Despierta en mitad de la noche, con un regusto amargo en el paladar y el dudoso honor de haberse orinado encima. Mira a través de las ventanas que dan al viejo callejón y esboza una mueca de fastidio mientras en su cabeza, quién sabe por qué extraña razón, una vieja canción de Cole Porter resuena amenazando con apagar esa especie de zumbido monocorde que siempre está presente.



4 comentarios:

  1. buena historia, para celebrar el 65 aniversario de la invasion de normandia (day D).

    Me he descojonado de la risa con la frase de los jeeps ronroneando como gatitas en celo,,,, JAJA =)

    Del resto me asombra lo descriptivo q eres con las cosas y la naturaleza, no se si te fumas una maria o tienes la cabeza tan apretujada

    Saludos viejo gruñon ;))

    Ally_trekking

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  2. En serio, belén, me sonrojarás algún día
    besos
    ally, premio a la chica más lista

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  3. uhm??? lista yo?? no creo majo (sera aguevoniaaa), me siento como si me hubieran deshumanizado en 5 años.
    Al menos las dos semanas de vacation me han servido de relax y pa abrir perpectivas pal año q viene. Aca me estoy pudriendo en vida y asi no puedo seguir

    Necesito un nuevo reto en mi vida (tanto mental como fisico) y volver a ser lo aventurera y arriesgada q era antes (y ahi si era listisima mas q el hambre) ahora soy una mojigata, quien me viera, y con la guerra q he dao en casa

    P.D: nunca he fumado maria, pero he conocido a fotografos famosos en vzla y los mejores crack tenian cultivos en sus casas (bueno, tenian dinero pa eso)

    Besos, viejo gruñon de tu alma....

    Ally_trekking

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