lunes, 12 de marzo de 2012

Dream in D Minor N. 1



Era comienzos de primavera pero para entonces, la noche ya era tibia y suave. La brisa mecía mis ropas y las hogueras en la playa brillaban dejando en mis parpados un zumbido rojizo. Nos habíamos reunido allí, entre risas y vino con que combatir el relente de la noche para ver la migración de las estrellas. De alguna parte llegaba una música amortiguada que se mezclaba con el rumor de las olas batiendo la orilla. 
La espuma resplandecía lechosa, disolviéndose en jirones acuosos instantes después.
Alcé mi cabeza al firmamento cuando una chica comenzó a gritar nerviosa.
¡Ya se acercaban!
Todos miramos hacía arriba en silencio.
Cómo inmensas bandadas blancas, miles de estrellas cruzaban el cielo nocturno en perfecta formación.
Zigzagueaban sobre nuestras cabezas, emitiendo un murmullo terso cuando sus átomos friccionaban la atmósfera. Zumbaban con un suave aleteo al recorrer la franja de noche; una especie de ondulación agradable que vibraba en mi cabeza. Recorrían el cosmos con la llegada de la primavera, buscando la suavidad de lugares más tibios con la llegada del calor. 
Joyas iridiscentes engarzadas en la negrura de la noche. Como aves de paso, cruzaban el firmamento y nosotros sólo mirábamos hacía arriba. 
Las bocas entreabiertas, los ojos como platos. Los murmullos de asombro flotaban sobre nosotros como pompas de jabón.
En perfecta formación de V, las estrellas se alejaron en dirección oeste, dejando tras de sí estelas de ceniza azuladas que permanecieron en el cielo tiempo después.

Soñado el 6 de marzo.
Música; Joe Hisaishi, Summer

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